Gas, heridos y “uso ejemplar”: las contradicciones en la versión oficial sobre la marcha de la Generación Z

Estefanía Arreola 16 noviembre, 2025

Mientras el Gobierno capitalino asegura que la policía actuó de forma “ejemplar”, testimonios y videos revelan posibles abusos,

 ©gemini - La marcha tuvo una asistencia de 17 mil personas.

Lo que parecía una manifestación pacífica de jóvenes (muchos de ellos marchando po primera vez) derivó en un fuego cruzado entre la denominada Generación Z y las autoridades capitalinas. Según el secretario de Seguridad de la Ciudad de México, Pablo Vázquez, la jornada dejó un saldo de “60 policías lesionados”, 20 detenidos y enfrentamientos con un grupo encapuchado que derribó vallas ante el Palacio Nacional.

¿Uso ejemplar, represión o provocación?

Desde el Gobierno local, la narrativa oficial afirma que la protesta se desbordó por “actos violentos” y una “evidente provocación” contra los agentes, por lo que, de acuerdo a la versión del gobierno, la policía tuvo que responder con gases lacrimógenos y extintores, según Vázquez, quien calificó la actuación de sus elementos como “ejemplar”.

NO TE PIERDAS:

No obstante, cámaras y reportes periodísticos muestran una escena distinta: jóvenes encapuchados golpear vallas metálicas con martillos, cadenas y hasta esmeriles. Cuando la barrera cayó, policías lanzaron polvo de extintores desde el interior, según testigos.

El costo humano del enfrentamiento

La SSC reportó 60 policías heridos, mientras que al menos 20 civiles también sufrieron lesiones, de leves a algunas de mayor gravedad, por lo que personas terminaron acudiendo al hospital por su propia cuenta, con apoyo de amigos presentes en la marcha.

Vázquez calificó como “organizado” al grupo violento que rompió vallas y despojó escudos policiales, mientras que otros defensores de los jóvenes aseguran que se trató de una protesta espontánea y sin filiación partidista, algo que ha dado mucho de qué hablar, pues a la movilización acudieron personajes como el exsenador, Emilio Álvarez Icaza y Guadalupe Acosta Naranjo del extinto PRD. 

MÁS AL RESPECTO:

La distancia entre los discursos

El secretario de Gobierno, César Cravioto, señaló que la policía solo entró en contacto cuando los manifestantes “rompieron la barrera para provocar” y afirmó que no hubo agresión oficial inicial. Por su parte, los manifestantes denunciaron que fueron presentados como vándalos, mientras que sus demandas reales —seguridad, justicia, fin de la impunidad— quedaron relegadas bajo la narrativa de violencia.

Según la protesta, la Generación Z marcha no para atacar al Estado, sino para recordarle que “no tienen miedo”. Para algunos de sus voceros, la entrega de escudos por parte de la policía no es un símbolo de potencia, sino de debilidad: un muro que se tumbó y una fuerza que se enfrenta a su propia juventud.

Más allá del operativo, lo que el 15 de noviembre dejó es una grieta política. La movilización, que nació con un llamado ciudadano más que partidista, se topó con una fuerza de seguridad que no escatimó en gas ni represión.

El choque entre versiones —la del Estado que pide orden y la de los jóvenes que exigen cambio— podría ser la chispa de algo más grande: una generación que ya no solo protesta en redes, sino que reclama presencia en las calles y resultados reales.