La historia de Jesús Francisco: el niño que nació del vientre de su madre sin vida en el terremoto del 85

Redacción 19 septiembre, 2025

Su madre perdió la vida en el temblor y fue su abuela quien lo salvó de morir

 ©Redes sociales. - Jesús Francisco permaneció con vida por tres días hasta que fue rescatado.

La mañana del 19 de septiembre de 1985, la Ciudad de México despertó con un intenso terremoto que marcaría para siempre la vida de miles de personas. A las 7:19 horas, el sismo de magnitud 8.1cimbró el corazón del país, dejando tras de sí miles de vidas perdidas, familias enteras desintegradas y una capital reducida al silencio del polvo y los escombros.

Sin embargo, entre la devastación también emergieron historias que, cuatro décadas después, continúan siendo símbolos de resistencia y solidaridad. Una de ellas es la del llamado “niño terremoto” y el surgimiento de la Brigada de Rescate Topos de Tlatelolco.

Un nacimiento entre la muerte

El relato de Jesús Francisco Flores Medina parece sacado de una ficción, pero sucedió en medio de la peor tragedia urbana de la historia moderna del país. Su madre murió atrapada bajo los restos de un edificio en la Plaza Garibaldi, y su abuela, Brenda Medina, se convirtió en protagonista involuntaria de un acto que la prensa describió como milagroso.

Durante tres días, Brenda permaneció junto al cadáver de su hija. El 22 de septiembre, con una navaja de afeitar en mano y la fuerza que solo puede nacer de la desesperación, abrió el vientre de su hija para rescatar al bebé que aún permanecía con vida. El pequeño sobrevivió gracias al líquido amniótico que lo mantuvo protegido durante esas horas interminables bajo los escombros.

Cuando finalmente fue rescatado, el recién nacido se convirtió en un símbolo de esperanza para un país que lloraba a miles de muertos. La prensa bautizó al niño como el “niñp terremoto”, y figuras como Jacobo Zabludovsky y Cristina Pacheco narraron su caso, entrevistando a Brenda, quien fue reconocida como una heroína anónima de aquellos días oscuros.

El "niño terremoto" dedica su vida a labores de Protección Civil

Con el paso de los años, Jesús Francisco orientó parte de su vida a las labores de protección civil, rindiendo homenaje a quienes lo salvaron. Su existencia, nacida en medio del dolor, se convirtió en recordatorio de que incluso en el escenario más sombrío puede nacer la vida.

El terremoto también dejó al descubierto las carencias de las autoridades en la atención inmediata de la emergencia. La magnitud de la destrucción rebasó la capacidad de respuesta institucional y obligó a la sociedad a organizarse por cuenta propia.

Fue así como, entre los restos de edificios colapsados en Tlatelolco, un grupo de jóvenes y vecinos improvisaron brigadas de rescate con lo poco que tenían a la mano, picos, palas y, sobre todo, un enorme sentido de solidaridad.

Aquellos voluntarios, que arriesgaban sus vidas para ingresar a los edificios colapsados, fueron bautizados como los Topos de Tlatelolco. Al principio su labor era vista con recelo por algunas autoridades, que temían por su seguridad, pero pronto demostraron que su determinación era indispensable para salvar a los atrapados.