Mujeres en las filas del CJNG: El video que revela el reclutamiento de menores de edad
El papel de las mujeres dentro de los grupos criminales: el caso del CJNG que exhibió el fenómeno que crece en silencio
La aparición de una joven —presuntamente menor de edad— en un video difundido en redes sociales, vestida con uniforme táctico y rodeada de hombres armados, volvió a encender las alertas sobre el reclutamiento de mujeres, niñas, niños y adolescentes por parte de organizaciones criminales en México. La grabación, atribuida a una célula del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Michoacán, expone un fenómeno cada vez más visible: la incorporación de mujeres jóvenes a estructuras delictivas, ya sea por cooptación, enganche o reclutamiento forzado.
El video que desató nuevas alertas
En la grabación —de apenas 48 segundos— se observa a un convoy de camionetas y a un grupo de hombres armados con ropa táctica. Entre ellos, una joven con uniforme de camuflaje aparece caminando con libertad entre los vehículos antes de colocarse a un lado de una de las unidades. No porta armas, pero su presencia evidencia una tendencia preocupante: mujeres cada vez más jóvenes están siendo incorporadas a dinámicas criminales que ponen en riesgo su integridad, su libertad y su vida.
Aunque el video no muestra su rostro de manera clara, sí revela cómo los grupos criminales normalizan la presencia de menores de edad en sus estructuras, al tiempo que exhiben su capacidad para operar en zonas con fuerte presencia del crimen organizado.
Mientras, los demás saludaban a la persona que grabó el video, quien porta un gorro con las siglas del CJNG y la frase “Fuerzas Especiales Mencho”.
El papel de las mujeres dentro de los grupos criminales
La presencia femenina en células delictivas no es nueva. En 2020 se dio a conocer una unidad especializada identificada como “Operadores Droneros”, en la que al menos una mujer coordinaba acciones a distancia mediante radio, mientras otros integrantes ejecutaban tareas de protección y operaban los drones. La grabación de aquel año mostraba cómo mujeres participan en labores estratégicas dentro de algunas organizaciones.
@gortegaruiz Así es como se ha implementado el uso de drones en los c*árteles de México.
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Más recientemente, la Secretaría de Marina y autoridades de Colima detuvieron a Yajaira Berenice “N”, conocida como “La China”, señalada como presunta operadora de nivel medio del CJNG en Manzanillo. Su detención, ocurrida el 11 de noviembre de 2025, permitió identificar presuntos centros de operaciones y casas de seguridad vinculadas a actividades delictivas, incluidos homicidios y traslados de víctimas.
Tras su captura, otro operativo llevó a la detención de Jaime Tonatiuh Mendoza Fregoso, “El Pilas”, señalado como colaborador y presunto partícipe en actividades de vigilancia, traslados y violencia.
Las autoridades atribuyen ambos casos a la misma estructura criminal, relacionada con distribución de droga, homicidios y control territorial en varios municipios de Colima.
La raíz del problema: pobreza, abandono y violencia estructural
Detrás del fenómeno hay causas profundas. Según la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) y la organización Reinserta, al menos 250 mil niñas, niños y adolescentes en el país están en riesgo de ser reclutados por grupos criminales debido a factores como:
pobreza y marginación
abandono familiar
violencia en el entorno
falta de acceso a educación
vivir en territorios controlados por la delincuencia
En Michoacán —uno de los estados con mayor incidencia— este reclutamiento no solo proviene del narco; también ha sido identificado en grupos de autodefensa formados hace más de una década. Allí, los enganches suelen incluir promesas de dinero rápido, poder y reconocimiento social que, para jóvenes en situación de vulnerabilidad, pueden volverse irresistibles.
Michoacán, Guerrero y la Tierra Caliente: territorios donde la niñez está en riesgo
La región de Tierra Caliente —que abarca zonas de Michoacán, Guerrero y el Estado de México— enfrenta desde hace años una crisis humanitaria silenciosa. En municipios como Apatzingán, La Huacana, Gabriel Zamora y Buenavista, las organizaciones criminales aprovechan el abandono institucional para reclutar o forzar a jóvenes a unirse a sus filas.
En muchos casos, adolescentes —incluso menores— son empleados como halcones: vigilantes que reportan movimientos de autoridades o rivales. Sus “pagos” suelen ser celulares, motocicletas o pequeñas cantidades de dinero. Quienes intentan salirse enfrentan amenazas o castigos mortales.
Vecinos de zonas serranas describen cómo los grupos armados trasladan a jóvenes reclutados a fincas clandestinas donde son obligados a realizar distintos trabajos en condiciones de coerción.
El ciclo del reclutamiento: dinero, poder y fama
El investigador Juan Carlos Quirarte, colaborador de REDIM, advierte que la adolescencia es una etapa especialmente vulnerable: el deseo de pertenecer, de ser reconocido o de “sentirse alguien” se convierte en un punto de enganche para grupos criminales.
Quirarte describe un ciclo que se repite:
Aspiración económica: la promesa de ingresos rápidos rompe los frenos sociales.
Poder: el joven comienza a sentirse intocable.
Fama: llega la necesidad de reconocimiento y visibilidad, incluso entre pares.
Pero este camino, advierte, deja secuelas profundas: traumas, violencia normalizada, pérdida de proyectos de vida y, en muchos casos, feminicidio o desaparición.
Un fenómeno que afecta especialmente a niñas y adolescentes
Desde una perspectiva feminista, el reclutamiento de mujeres jóvenes tiene características particulares:
Se enfrenta al doble riesgo de ser víctimas de violencia sexual.
Son utilizadas tanto en labores de “logística” como en estructuras operativas.
Su ausencia es menos denunciada por miedo, estigma o falta de apoyo institucional.
La cooptación suele venir de familiares o parejas ya vinculados a grupos criminales.
Esto no solo vulnera su derecho a una vida libre de violencia: perpetúa un ciclo en el que niñas y adolescentes pierden la posibilidad de decidir sobre su futuro.
Una crisis nacional que exige respuestas urgentes
El video de Michoacán no es un caso aislado. Es un recordatorio incómodo de que México vive una crisis de reclutamiento infantil y juvenil que avanza en silencio. Y que las mujeres —especialmente las menores de edad— están siendo incorporadas a estructuras criminales en contextos donde el Estado tiene presencia limitada o insuficiente.
La detención de operadoras como “La China” en Colima, la visibilidad de mujeres en unidades criminales y la aparición de una joven en el video reciente solo confirman lo que organizaciones civiles han advertido por años: las niñas y adolescentes están en el centro de un fenómeno donde la violencia, el abandono y la desigualdad se entrelazan.
Mientras tanto, en regiones como Tierra Caliente, la vida cotidiana continúa marcada por la ausencia del Estado, el miedo y la búsqueda desesperada de alternativas para que las juventudes no sigan cayendo en manos de grupos criminales.
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