¿Cuál fue el cónclave más largo y el más corto en la historia del Vaticano?

Alejandra Jiménez 6 mayo, 2025

Estos eventos marcaron reformas clave en la forma en que se elige al Papa

 ©EFE - Cardenales en la Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano.

La palabra cónclave proviene del latín cum clave (“con llave”), y se refiere al aislamiento al que son sometidos los cardenales durante la elección de un nuevo papa. Esta práctica, instaurada hace siglos, ha sido testigo de procesos que van desde maratones de años hasta elecciones resueltas en cuestión de horas.

El cónclave más largo: mil días de incertidumbre

El cónclave más largo de la historia de la Iglesia Católica comenzó el 29 de noviembre de 1268 en Viterbo, Italia, tras la muerte del Papa Clemente IV. Durante mil 6 días —casi tres años— los cardenales no lograron llegar a un acuerdo, debido a las intensas rivalidades entre las facciones francesa e italiana.

La tensión fue tal que los habitantes de Viterbo decidieron intervenir: cerraron con llave a los cardenales, redujeron su alimentación a pan y agua, e incluso removieron el techo del edificio para forzar una decisión. Finalmente, el 1 de septiembre de 1271, fue elegido Gregorio X, quien más tarde reformó el procedimiento para evitar prolongaciones similares en el futuro.

El cónclave más corto: diez horas de consenso total

En contraste, el cónclave más corto jamás registrado tuvo lugar en octubre de 1503, tras la muerte del Papa Pío III, cuyo pontificado duró apenas 26 días. En menos de diez horas, los cardenales eligieron unánimemente a Giuliano della Rovere, quien adoptó el nombre de Julio II.

La rapidez se explicó por su enorme influencia política y eclesiástica, así como por la urgencia de restaurar el ordenante los conflictos internos de Italia. Este caso sigue siendo el ejemplo más extremo de unidad y rapidez en la elección papal.

Lecciones históricas que reformaron el Vaticano

Ambos episodios marcaron un antes y un después en el proceso de elección del Papa. A raíz del cónclave de Viterbo, se institucionalizó el encierro forzoso y se establecieron plazos más estrictos, mientras que el cónclave de 1503 reflejó cómo la política podía agilizar decisiones clave dentro de la Iglesia.

Hoy, los cónclaves suelen durar entre uno y cinco días, pero estos antecedentes recuerdan que, en el pasado, la elección de un Papa podía convertirse en una odisea diplomática y espiritual.

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