Muere Diane Keaton, actriz de "El Padrino" y ganadora del Oscar: Esto se sabe

Metzli Escalante 11 octubre, 2025

La noticia se dio a conocer por su familia este sábado 11 de octubre

 ©Especial. - Diane Keaton.

La industria del cine está de luto. Diane Keaton, una de las actrices más queridas de Hollywood y ganadora del Oscar por Annie Hall, falleció a los 79 años, según confirmó People este sábado 11 de octubre.

Un portavoz de la familia informó que Keaton murió en California, rodeada de sus seres queridos, quienes han solicitado privacidad en este momento de duelo. La causa exacta de su muerte no ha sido revelada. Le sobreviven sus dos hijos, Dexter y Duke.

Un ícono del cine y de la autenticidad

Keaton irrumpió en el cine en la década de 1970 y rápidamente se convirtió en una de las figuras más influyentes de su generación. Su interpretación de Kay Adams-Corleone en El Padrino (1972) y El Padrino II (1974), dirigidas por Francis Ford Coppola, la lanzó a la fama mundial.

Sin embargo, fue su papel en Annie Hall (1977), dirigida por Woody Allen, el que la consagró definitivamente. Su personaje —una mujer inteligente, excéntrica y emocionalmente libre— rompió moldes sobre cómo podían representarse las mujeres en el cine. Por esta actuación ganó el Premio de la Academia, un Globo de Oro y un BAFTA.

La crítica la describió como “una de las actrices más cómicamente puras y sesudas de su entorno”, según The New Yorker, mientras que Rolling Stone la bautizó como “la próxima Hepburn”. Su humor, vulnerabilidad y autenticidad transformaron los estándares femeninos de la pantalla grande.

Pionera de estilo y símbolo de independencia

Además de su talento actoral, Keaton fue un ícono de la moda. Con sus sombreros bombín, pajaritas, trajes masculinos y chalecos oversized, impuso una estética andrógina que revolucionó la imagen femenina en Hollywood.

“El estilo de Annie era el estilo de Diane: muy ecléctico”, recordó Ralph Lauren en Vogue. Su diseñadora de vestuario, Ruth Morley, reconoció que “todas las chicas de Londres y París comenzaron a vestirse como Annie Hall”.

Lejos de encajar en las normas de la feminidad tradicional, Keaton celebraba la libertad y la rareza: “Estoy realmente contenta de no haberme casado. Soy una rara avis”, dijo alguna vez. Crió sola a sus hijos, Dexter (adoptada en 1996) y Duke (adoptado en 2001), convirtiéndose en una figura inspiradora de maternidad independiente.

Una carrera brillante y sin concesiones

A lo largo de más de cinco décadas, Diane Keaton participó en filmes memorables como Manhattan (1979), Baby Boom (1987), El Padre de la Novia (1991) y Something’s Gotta Give (2003). Su carrera combinó la profundidad dramática con una ligereza cómica única.

Estudió actuación bajo la técnica Meisner en el Neighborhood Playhouse, en Nueva York, y su formación teatral marcó su naturalidad interpretativa. Fue miembro de la Actors' Equity Association y adoptó el apellido Keaton en honor a su madre, Dorothy Keaton Hall.

Con el tiempo, acumuló reconocimientos internacionales, incluyendo Globos de Oro, BAFTA y múltiples nominaciones al Oscar, consolidando su lugar como una de las intérpretes más versátiles del siglo XX.

Su voz, su legado y su humanidad

Keaton fue también una mujer profundamente reflexiva. Habló abiertamente de su lucha contra la bulimia, a la que describió como “una enfermedad mental nacida de un exceso de necesidad”. Su honestidad ante sus fragilidades la volvió aún más cercana a sus admiradores.

Incluso en medio de controversias —como su defensa pública de Woody Allen—, mantuvo su coherencia y su voz única. “No sé nada y no he aprendido. Envejecer no me ha hecho más sabia. Sin la actuación, habría sido una inadaptada”, dijo en una entrevista.

Su colega y amiga Bette Midler la despidió con un emotivo mensaje:

“Era brillante, hermosa y extraordinaria. No puedo decirte lo insoportablemente triste que esto me pone. Ella era hilarante, completamente original y sin la competitividad que uno hubiera esperado de una estrella así”.

Diane Keaton: un legado que trasciende generaciones

Su muerte deja un vacío en Hollywood, pero también un legado imborrable: el de una artista que redefinió el humor, la feminidad y la autenticidad en el cine.

Su estilo, su valentía y su visión del mundo continúan inspirando a actrices, cineastas y mujeres que, como ella, entienden que ser diferente también es una forma de ser libre.

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