Los polleros: un negocio que lucra con la necesidad y la migración ilegal

Héctor Velázquez 12 febrero, 2025

Los traficantes de migrantes se aprovechan de las condiciones de necesidad para enganchar a las personas que buscan cruzar la frontera de manera ilegal

 ©CUARTOSCURO.COM - Reconstrucción del muro fronterizo que divide a México de EE.UU.

Una de las figuras más reconocidas dentro del tema de la migración ilegal es el famoso “pollero” o “coyote”. Se trata de aquella persona cuyo negocio es el tráfico de migrantes; pasa a personas de un país a otro por debajo de la ley, aunque claro, siempre por una buena cantidad de dinero.
El problema migratorio en EE. UU. abarca la idea de los migrantes que entran a la nación de las barras y estrellas sin ningún tipo de permiso, y logran asentarse en el país con el fin de encontrar mejores oportunidades. Los responsables de que estas personas crucen al otro lado son estos interesantes personajes que viven entre la frontera de la necesidad y el sueño americano.

El modus operandi de los polleros

Su técnica principal para trasladar a los migrantes indocumentados se enfoca en burlar a las autoridades de las regiones las cuales se pretende cruzar antes de llegar a EE. UU., motivo por el cual México es una zona importante para este “negocio”, especialmente para las personas del sur de Centroamérica.
Los polleros prometen pasar a las personas de manera segura al otro lado. Ayudados de su facilidad con la palabra, logran ser persuasivos y convencer a la gente de que esa es la mejor forma de encontrar la tierra prometida. Sin embargo, la peregrinación de los migrantes se ve comprometida cuando estos hombres terminan abandonándolos a su suerte ante cualquier señal de peligro.

Los peligros del viaje

Naturalmente, la informalidad de esta práctica lleva a los migrantes a exponerse de maneras considerables ante entornos complicados. En su mayoría, los polleros únicamente les indican la ruta que deben seguir a lo largo del desierto, sin informarles de las medidas necesarias para soportar el recorrido, motivo por el cual muchos de ellos mueren durante el viaje.
La hipotermia, deshidratación, picaduras de animales venenosos, asaltos y violaciones son algunos de los peligros reales a los que se enfrentan las personas que cruzan ilegalmente la frontera entre México y Estados Unidos.

Rentabilidad y costos del tráfico de migrantes

Este negocio existe gracias a la rentabilidad que representa. Según las investigadoras Nancy Janett García Vázquez, Elisa Guadalupe Gaxiola Baqueiro y el investigador Arnoldo Guajardo Díaz, se calcula que para llegar a Tucson, Arizona, piden entre 2 mil y 4 mil dólares, mientras que algunos migrantes mencionan haber pagado entre 500 y 1,500 dólares para cruzar el desierto. Esto es sabido gracias a investigaciones de la Universidad Metropolitana.
Los traficantes de migrantes cobran lo que quieren, aprovechándose así de la necesidad de las personas, dejando ver una situación de poder donde ellos llevan el mando. Si aquellos que buscan cruzar la frontera quieren hacerlo de la mejor manera, tendrán que pagar más por aquel “servicio”.

La relación con la pobreza y la falta de educación

Siendo la situación de pobreza el principal motivo por el cual la gente migra a EE. UU., García Vázquez y sus colegas lo relacionan directamente con una falta de educación académica, cosa que facilitaría que estas personas se aprovecharan de los migrantes sin que estos sospechen siquiera lo que sucede, poniéndose así en situaciones de peligro, las cuales naturalmente no ven tan graves como quedarse en su zona de origen para padecer el hambre y las dificultades por la falta de dinero.

La necesidad de una política migratoria adecuada

Y es que no existe una política migratoria pertinente que se encuentre definida a lo largo del continente americano. Jorge Santibáñez señala que tal proyecto debería asumir las responsabilidades que tiene el país de salida de los migrantes, permitiendo que los flujos migratorios se desarrollen en una especie de “libre mercado”, el cual se convierte en un terreno fértil para abusar de los derechos humanos.